Bicentenario de Brasil: Bolsonaro arremetió contra Lula y pidió «extirparlo de la vida pública»
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, prometió este miércoles a sus seguidores que la izquierda no volverá al poder durante un acto en Brasilia, posterior al desfile militar que dio inicio a los festejos por el bicentenario de la Independencia, bajo un clima de tensión a menos de un mes de las elecciones.
Bolsonaro afirmó que «hay que extirpar de la vida pública» a su principal rival electoral para el 2 de octubre, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, en un discurso realizado ante cientos de miles de personas en la playa de Copacabana, en el marco de un acto electoral que se mezcló con los homenajes militares por el bicentenario de la Independencia.
Arriba de un escenario montado por su aliado en la famosa playa de Río de Janeiro, el popular pastor evangelista de ultraderecha Silas Malafia, Bolsonaro llamó a la población a militar contra el posible regreso de un gobierno de izquierda a Brasil.
«Comparen a Brasil con Venezuela, con lo que pasa ahora en la Argentina y con Nicaragua; ellos son amigos del bandido de nueve dedos que diputa la elección, este tipo de gente tiene que ser extirpada de la vida publica, ellos no tienen nada en la cabeza», afirmó Bolsonaro ante la multitud, al lado de su candidato a vice, el general retirado Walter Braga Neto.
Lula tiene nueve dedos porque perdió el meñique izquierdo cuando trabajaba en un torno en una fábrica metalúrgica en 1964 y era llamado de «Nine» (nueve, en inglés) por el exjuez Sérgio Moro y los fiscales de Lava Jato en forma despectiva en la causa que finalmente fue anulada por persecución política.
El presidente usó el Día de la Independencia, feriado, en Río de Janeiro con una caravana en motocicleta de 13 kilómetros donde escuchó insultos y gritos de «Lula presidente» a su paso por los barrios de la zona sur carioca hasta la playa de Copacabana.
Bolsonaro enumeró una serie de temas de la agenda de la ultraderecha que lidera como la no legalización del aborto, el rechazo a la legalización de las drogas y el respeto a la propiedad privada.
El presidente también fustigó sin nombrarlo a Alexandre de Moraes, el presidente del Tribunal Supremo Electoral y juez del Supremo Tribunal Federal por haber determinado allanamientos en casas de 8 magnates empresarios bolsonaristas que en los grupos de whatsapp habían promovido no respetar el resultado electoral en caso de victoria de Lula y financiar un golpe de Estado.
«Estuve hace un rato en Brasilia con los empresarios acusados de golpistas injustamente. Estamos al lado de estas personas que tuvieron la privacidad violada. Queremos que los brasileños tengan cadas vez más libertad para poder decidir su futuro», afirmó.
El presidente dijo que el Día del Bicentenario de la Independencia terminará con su presencia en el partido entre Flamengo y Velez Sársfield, por la semifinal de la Copa Libertadores.
Brasilia
Más temporano, en Brasilia, el mandatario también fustigó a su rival electoral y cuestionó a los medios por las encuestas difundidas que lo dan como perdedor. «Aquí no está la mentirosa DataFolha. Aquí está nuestro DataPueblo», dijo ante miles de seguidores, en referencia a la consultora de opinión pública que atribuye al exmandatario Lula da Silva una cómoda ventaja (45% de intención de voto, frente al 32% de Bolsonaro) en las elecciones del 2 de octubre.
En Brasil se libra una «lucha del bien contra el mal». La izquierda «quiere volver a la escena del crimen. No volverán», agregó el ultraconservador, refiriéndose a los escándalos de corrupción que sacudieron los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) en el poder entre 2003 y 2016.
«¡Lula, ladrón, su lugar es la prisión!», bramó la multitud sobre el exmandatario que estuvo preso en el marco de la operación Lava Jato sobre una red de sobornos en la petrolera estatal Petrobras, antes de que sus condenas fueran anuladas.
La oposición ha acusado a Bolsonaro de «usurpar» la fiesta nacional con fines electoralistas. El año pasado, el día de la Independencia estuvo marcado por manifestaciones a su favor, con consignas golpistas y con el mandatario jurando que «solo Dios» podía sacarlo del poder.
Los desfiles militares en Brasilia y Río de Janeiro
Escoltado por un tanque, un sonriente Bolsonaro llegó al desfile en el clásico Rolls Royce presidencial negro, con la banda presidencial en el pecho, y acompañado de la primera dama, Michelle Bolsonaro, y varios niños.
Luego el presidente bajó del vehículo y siguió a pie saludando de cerca a miles de personas apostadas para seguir el desfile militar, al que se sumaron varios tractores de seguidores bolsonaristas. «¡Mito, mito!», gritaban sus simpatizantes, que dieron ese apodo al ultraconservador.
Durante el tradicional desfile militar, vehículos blindados, tropas, estudiantes e inclusive tractores y miembros de una iglesia evangélica desfilaron por la Explanada de los Ministerios. Aviones de la fuerza aérea volaron rasante por el centro de Brasilia.
Bolsonaro siguió el desfile en un palco oficial y en ausencia de autoridades como el presidente del Supremo Tribunal Federal (STF) y los jefes de Diputados y del Senado , que habitualmente asisten a la celebración.
Por la tarde, los focos se posaron en Río de Janeiro y su playa de Copacabana, uno de los puntos turísticos más emblemáticos de Brasil.
Tradicionalmente, el desfile militar en Río tiene lugar a unos 15 km, en la avenida Presidente Vargas, en el centro de la ciudad.
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