Ángel “El Mono” Ale: “Por mi hijo se descubrió una banda de narcos”

“Por mi hijo se descubrió una banda de narcotraficantes”, dijo a los gritos Ángel “El Mono” Ale, luego de que su hijo se entregara a las autoridades. “Presentamos las pruebas en la Justicia y no se hizo nada”, aseguró el autodenominado agricultor que se dedica al cultivo de caña de azúcar. Para los investigadores, esas palabras sirvieron para fortalecer la teoría de que los tiroteos fueron originados por una interna para quedarse con el poder de la barra brava de San Martín que tendría vínculos con el narcotráfico.
“Esta es la segunda vez que me quieren matar. Soy inocente”, aseguró Facundo Ale después de que se concretara su detención. Su caída fue casi cinematográfica. Su padre, en pleno Barrio Norte, anunció que se entregaría siempre y cuando se le otorgara garantías. Agentes de Inteligencia Criminal de la Policía, siguieron al “Mono” y a la comitiva de periodistas que esperaban que cumpliera con su palabra de ponerse a disposición.
Cuando el joven salió de un monte, en un camino rural, los efectivos le dieron la voz de alto y se identificaron como policías. Facundo Ale quedó sólo con boxer y un rosario colgado de su cuello para demostrar que no tenía ningún tipo de herida. “No verdugueen a mi hijo”, gritó en más de una oportunidad el padre del prófugo.
Fuentes judiciales informaron que no hubo ningún acuerdo con los defensores Ricardo Fanlo y Agustín Monteros y que el sospechoso será tratado como cualquier otra persona que se encuentra detenida.
Su versión
“Los Gardelitos son los que me quieren matar. La primera vez presentamos testigos y ni siquiera citaron a declarar a los testigos. Tampoco encontraron nada en las cámaras de seguridad. Ahora lo único que hice fue defenderme”, dijo Ale en una especie de resumen de lo que vivió en casi 10 meses. Pero este caso corrió un telón que dejó al descubierto un escenario desconocido.
En diciembre pasado, al día siguiente de que “Facundito” fuera herido en un ataque, en la tribuna de la calle Rondeau se colgó una bandera con un llamativo mensaje: “’Chuky’- ‘Petiso David’ la pareja transa narcotraficante”. “Nosotros colgamos esa bandera, yo la hice poner”, reconoció Ángel Ale. Ese mensaje terminó de destruir la endeble paz que se vivía en La Ciudadela.
El 21 de septiembre, en una fiesta electrónica desarrollada en Tafí Viejo, se registró un grave enfrentamiento. Se escucharon más de 40 tiros. Según la teoría del fiscal Mariano Fernández, el grupo de Javier “Chuky” Casanova se enfrentó a balazos contra otro integrado por allegados a Ale. Los testigos aseguran que fue por una joven. Otros sospechan que fue para vengarse de una traición. Luis “Wanchope” Pérez fue detenido cuando transportaba medio kilo de cocaína y sus allegados dijeron que lo habían entregado. Este respondería a las órdenes de Ale.
“La investigación se inició por una balacera, pero sigue creciendo y dejó al descubierto muchas situaciones que se seguirán analizando. No pensábamos que estaríamos ante un caso tan grave”, explicó un cauto fiscal Fernández. Los pesquisas saben que recién están transitando un campo donde florece la peor de las violencias: la que generan los narcos.
Por este caso surgieron nombres de personas que estaban sospechadas de tener vínculos con las drogas, pero que nunca fueron procesadas. Casanova, por ejemplo, fue procesado por la balacera y por tenencia de estupefacientes. Su supuesto socio y aliado, Walter “Petiso David” Lobo, desde ayer se encuentra prófugo de la Justicia porque en su casa encontraron cinco kilos de marihuana. Su entorno dice que se entregará cuando se conozcan los detalles del procedimiento que realizó la Policía. Denunciarían en las próximas horas que los efectivos cortaron la luz y sacaron de servicio las cámaras de seguridad del domicilio donde se secuestró el estupefaciente.
Santiago “Cara ‘i Gota” Villafañe, aliado de los Ale en la lucha por el poder de la barra brava “Santa”, también está siendo buscado por la Policía. El supuesto narco decidió escapar luego de que los efectivos informaron que encontraron dosis de cocaína en el barrio Oeste II. Este hombre es acérrimo rival de “Chuky” en la pugna por el dominio territorial de ese vecindario.
Facundo Ale habría concurrido a la fiesta donde se registró el tiroteo en un VW Passat. Después del hecho, el vehículo desapareció y el fiscal Fernández pidió que lo buscaran. El martes, Mario Pasarín, condenado por tráfico de cocaína, se mató conduciendo ese auto. Sabrina Pasarín, hija del conductor fallecido, estuvo involucrada sentimentalmente con el hijo del “Mono” Ale.
Por esta causa, sin contar los prófugos, ya hay al menos una docena de procesados. Sólo tres se encuentran detenidos con prisión preventiva, los demás (salvo Ale que mañana afrontará una audiencia de formulación de cargos), continúan el proceso en libertad. El lunes se presentarían otros dos prófugos. Javier Lobo Aragón (h) explicó que el joven que defiende “no tiene nada que ver, estaba trabajando cuando la Policía realizó las medidas. No conoce a ninguno de los involucrados”, indicó. El otro tiene un perfil llamativo, nunca duerme en la misma casa y tiene al menos cuatro identidades diferentes.
“Es preocupante la cantidad de armas y municiones que se secuestraron durante todos los procedimientos realizados en estos días”, aseguró el fiscal Mariano Fernández. Lo más llamativo es que los efectivos encontraron proyectiles de armas largas (fusiles y ametralladoras), pero no así esas armas. “En algún lado deben estar y todavía las tienen porque seguramente están preparados para un ataque o para defenderse”, indicó una fuente policial.
En los allanamientos también se secuestró un chaleco antibalas. Su tenencia no está prohibida, pero no se sabe para qué lo poseería un ciudadano común.
Raro clima
El clima de venganza se percibe en las redes sociales. En los últimos tiempos, se viralizaron en las redes sociales imágenes de “Chuky” a bordo de lujosos bienes, además de mostrarse con cadenas de oro. Del “Petiso David”, en cambio, difundieron imágenes de su viaje a Colombia con su pareja, que sería estudiante de derecho de una universidad privada. Entre otras, aparece una en la puerta de la Estancia Nápoles, el refugio durante décadas de Pablo Escobar, un histórico referente del narcotráfico internacional..
Ángel Ale también dio otra versión de los motivos del ataque. El condenado por dirigir una asociación ilícita que lavó activos provenientes de diferentes actividades ilícitas, entre ellas el narcotráfico, planteó: “los Gardelitos lo quieren matar a él por mí”. Su teoría no aparece en el expediente y los investigadores no descartan que haya sido un intento para desviar el foco de la pesquisa.
Sorpresa: Ángel Ale volvió a besar en la boca a uno de sus hijos frente a las cámaras
“Por mí lo quieren matar. Se quieren desquitar conmigo”, fueron las palabras que dijo Ángel “El Mono” Ale después de darle cuatro besos en la boca a su hijo Facundo Ale, ante la sorpresa de los que se encontraban en el lugar donde finalmente fue detenido, momentos después de que Poder Ejecutivo oficializara una recompesa de $15 millones para el que aportara datos sobre su paradero. “No lo verdugueen al ‘chango’”, repitió el padre del prófugo después de haberle dado esa muestra de cariño. No es la primera vez que la prensa retrata una escena así. En diciembre de 2016, en la jornada inaugural del juicio contra el clan Ale por lavado de activos, “El Mono” hizo lo mismo con su otro hijo, Eduardo Ale, que años después moriría en un accidente automovilístico. La imagen de los Ale dándose un beso tuvo repercusión nacional. En su columna publicada por LA GACETA en esos días, Roberto Delgado escribió: “ese beso, unido al halo mafioso que rodea a los Ale, hizo pensar en otras imágenes, como la de Carmine Amato, jefe de uno de los clanes de la Camorra (mafia italiana), besado por un compañero a la salida de la comisaría en Nápoles en junio de 2011. Le mostraban apoyo y pertenencia al capo acusado de tráfico de drogas y asociación ilícita. Los Ale, unidos en la vida y en los negocios, se han estructurado como un clan familiar y así han sido acusados luego de una larga investigación de la Justicia Federal, la Unidad de Información Financiera (UIF), la Procelac y la AFIP”.

Antecedente: entregarse ante los medios, una estrategia que los ale utilizaron hace casi cuatro décadas
El 31 de diciembre de 1986, la avenida Roca al 200 fue escenario de uno de los episodios más violentos de la historia policial de Tucumán. Dos integrantes del clan Los Gardelitos fueron ultimados a balazos y un tercero quedó seriamente herido. Los acusados fueron los miembros del clan Ale.
Según las crónicas de la época, Ángel “El Mono” Ale estaba charlando con una joven en esa cuadra. Por la zona circulaban en un Ford Sierra (auto de alta gama en esos tiempos) los miembros del grupo rival. Se produjo un tiroteo en el que perdieron la vida Santos Pastor Aguirre y Enrique Soria; y Juan Carlos Beduino resultó gravemente herido. Por el doble crimen fueron acusados “El Mono”, su hermano (ya fallecido) Rubén “La Chancha” Ale y Jorge “La Bruja” Vázquez, entre otros.
El trío se mantuvo prófugo durante 68 días. Durante todo ese tiempo los jefes de la Policía dijeron que los buscaban intensamente, pero nunca los pudieron encontrar. Los tres se entregaron el 9 de marzo de 1987. “La entrega de los Ale y de Vázquez fue precedida de una serie de llamadas a los medios de comunicación, anunciando la inminencia del hecho. Canal 10 filmó las alternativas del procedimiento que tuvo lugar en Marco Avellaneda, entre Mendoza y Córdoba”, publicó LA GACETA. “Ayer se propuso una cita en un bar ubicado en 24 de Setiembre y San Luis y desde allí, ir a presenciar la entrega”, se consignó. “La Policía también fue alertada. Cinco patrulleros con efectivos armados fueron destacados para el operativo, a las órdenes del jefe de la Brigada de Investigaciones”, se detalló. Los acusados del doble crimen fueron a parar a diferentes calabozos, pero antes de que cumplieran dos años detenidos, por fallos cargados de polémicas, quedaron en libertad.
La misma estrategia desplegó Ángel Ale para que a su hijo no le pasara nada. Pero el plan no dio buenos resultados. En medio de los periodistas que habían ido a registrar ese momento, surgieron dos efectivos de la Policía y lo detuvieron. La entrega no llegó a concretarse. Ahora queda esperar que se resuelva su situación procesal./LaGaceta