El 88% de los hogares argentinos está endeudado y se agrava si conviven con discapacidades
El informe “Discapacidad y Endeudamiento – Encuesta Federal 2025”, reveló una radiografía precisa sobre cómo la crisis económica impacta en los hogares que conviven con una discapacidad y determinó que el 88% de los mismos está endeudado.
La investigación contó con 214 respuestas de 16 provincias y CABA, y se presentó en el Encuentro Federal por una Política de Desendeudamiento, en el que sostuvieron que el avance del endeudamiento en los hogares argentinos se volvió un fenómeno estructural, amplificado por un escenario económico marcado por recortes, pérdida de derechos y ausencia de políticas públicas.
El documento describe un sector profundamente feminizado y sobrecargado, donde la mayoría de las personas que respondieron son mujeres, jefas de hogar y cuidadoras. El informe señala que los ingresos ya no alcanzan para cubrir necesidades básicas y que, ante la pérdida de beneficios, terapias y prestaciones, el endeudamiento se vuelve la única estrategia disponible para sostener la vida cotidiana.
Una frase del informe condensa esa situación: las deudas no nacen por consumos prescindibles, sino por “alimentos, medicamentos, tratamientos médicos y urgencias de salud”. Según el estudio, el 88% de los hogares está endeudado.
La presión financiera se amplifica por la multiplicación de acreedores: tarjetas, bancos, billeteras virtuales, apps de crédito, fintech, financieras y familiares, muchas veces “sin información clara sobre tasas de interés”, advierte el informe.
Más de la mitad de las familias recibió llamados de cobranza, un dato que coincide con las denuncias escuchadas en las jornadas, donde se volvió a señalar que las prácticas de hostigamiento alcanzan también a hogares con altos niveles de dependencia.
El deterioro emocional aparece como una de las consecuencias más extendidas: el 87% de las personas encuestadas reporta ansiedad, angustia, insomnio o estrés físico, un cuadro que se repitió una y otra vez en los testimonios.
Las jornadas y el informe dejan un mensaje que atraviesa todo el material: la ausencia de políticas públicas no solo profundiza la desigualdad, sino que expone a las familias al accionar de un sistema financiero que opera “con lógicas de usura y presión, sin ofrecer mecanismos de alivio”.

