A tener en cuenta: tips para padres para regular la exposición de los chicos a las pantallas
En nuestras vidas pre cuarentena las pantallas ya ocupaban cada vez más espacio en nuestra cotidianeidad, el desafío de desenchufarnos de la tecnología ya se volvía difícil y requería de nuestro gran esfuerzo. Era muy difícil volver a ser dueño de nuestro tiempo y optimizar el uso de los dispositivos tecnológicos, desde dejar el celular cargando fuera de la habitación donde dormís hasta desactivar las notificaciones, evitando pantallas durante la mesa familiar.
Nuestras casas están rodeadas por tecnología: inmersos en un mundo de pantallas, computadoras, tablets y celulares, que hacen que veamos y percibamos el mundo a través de ellas. Y, si bien resultan de gran ayuda, ¿hasta qué punto somos conscientes de la relación que tenemos con la tecnología? Creo que no lo sabemos.
Es sabido que las pantallas se vuelven un problema cuando empieza a afectar a la persona en otros ámbitos de la vida, desde el laboral, hasta el social o su salud. En ese momento, la tecnología pasa a ser el interés central de la persona y se vuelve un comportamiento compulsivo que, aunque sepa que le está haciendo mal, no lo puede dejar. Sabemos que, para la mayoría de nosotros, no usar las tecnologías se ha vuelto algo imposible en nuestras casas. Y es entonces que hay una pregunta que no ha dejado de rondar por la cabeza de muchos padres, aquejados siempre por sentimientos de culpa: ¿Nos habremos pasado? ¿Habrán desarrollado nuestros hijos algún tipo de dependencia de las pantallas?
Es importante poder reconocer los signos de dependencia:
- El niño no consigue aceptar los tiempos pactados y tiene reacciones con berrinches fuertes desmedidos cuando se le retira el uso del dispositivo.
- No le apetece realizar las actividades que le motivaban antes del confinamiento como ver a sus amigos, ir al parque o jugar con otro tipo de juguetes.
- Les preguntamos por sus actividades preferidas y vemos que han cambiado, ahora la tecnología ocupa el top en sus preferencias.
- Cambios bruscos de humor o del estado de ánimo: con irritabilidad, impulsividad, gritos o gestos agresivos. Su carácter es más irascible, se enfada antes y con más explosiones de ira.
- Si se siente mal, discute con algún miembro de la familia o está triste, recurre a los dispositivos para calmarse.
- Es capaz de mentir, discutir, gritar o pegar con tal de usar un rato más la tecnología.
- No descansa lo suficiente por las noches, tiene despertares frecuentes o un sueño más inquieto. Todo esto puede ocasionar que esté más apático, desmotivado o quejica durante el día. También pueden aparecer terrores nocturnos o pesadillas, ya que puede haber estado durante muchas horas expuesto a información o contenido que, aunque sea lúdico o de entretenimiento digital, nunca es inocuo o inofensivo.
A continuación, consejos generales:
- Sacar las alertas o notificaciones de las redes sociales.
- Plantearse momentos específicos del día para chequear el celular o generar momentos libres de pantallas.
- Evitar usar el celular antes de dormir.
- Tener un registro del uso que uno hace de las tecnologías, identificando cuándo, para qué y en qué situaciones las usamos.
- Cuando es necesario pedir ayuda
En muchos de estos casos, las consecuencias son las comunes a todas las adicciones: alteraciones en el sueño y en el humor, falta de atención y concentración, irritabilidad, ansiedad, aislamiento y menor rendimiento escolar o laboral, entre otras. Pero, además, la adicción a las tecnologías trae aparejadas algunas complicaciones físicas como tendinitis, dolores en cuello y espalda, ojos secos, fatiga y mala digestión. Por eso, ante la presencia de varios de estos síntomas, hay que pedir ayuda para lograr incluir la tecnología en la vida diaria de una forma saludable.
Tips para padres para regular la exposición de los chicos a las pantallas:
- Fijar horarios para usar la Tablet o la computadora y el tiempo de uso. Preferentemente que sea por la tarde.
- Monitorear las páginas que visitan.
- Cuando usen los dispositivos que estén en un ambiente de la casa de tránsito frecuente. Por ejemplo, la cocina.
- Evitar la exposición a las pantallas antes de la hora de ir a dormir. Leerles un cuento en la cama o escuchar música cálida mientras le dan masajitos.
- Si vamos a decir No a la pantalla podemos proponer qué es lo que pueden hacer. Si los chicos no saben qué hacer, proponerles alternativas que puedan hacer solos o en compañía de alguno de los padres y/o hermanos.
Fuente: Ambito