Washington: Silvina Batakis se reúne con Cristalina Georgieva y funcionarios del Tesoro de los EE.UU.
En un contexto de elevada tensión cambiaria e incertidumbre por el rumbo de la política económica, la ministra de Economía, Silvina Batakis, arribó la noche del domingo a la ciudad de Washington con el propósito de cambiar las expectativas.
El lunes la primera reunión será con el Tesoro de los Estados Unidos y a primera hora de la tarde con el Fondo Monetario Internacional.
El propósito oficial es solicitar el respaldo de ambas entidades y ratificar el compromiso que Argentina tiene con el programa acordado con el FMI. También mantendrá encuentros con el Banco Mundial y otros organismos multilaterales con el propósito de agilizar aquellos créditos ya acordados, según comentan en fuentes del Palacio de Hacienda.
La nueva ministra busca tener un dialogo fluido con el Fondo para juntos analizar la situación económica que enfrenta la Argentina.
El martes Batakis se verá con empresarios a los efectos de explicar cuál será el futuro respecto al rumbo económico al tiempo que demostrará que Argentina ofrece oportunidades de inversión en rubros que hoy el mundo demanda.
Batakis, comentan en la Casa Rosada, intentará flexibilizar las condiciones del acuerdo celebrado por Martin Guzmán con el FMI. Una aspiración posible es que déficit fiscal estipulado en 2,5% se eleve del 2,9%. De hecho, en los pasillos del Palacio de Hacienda nunca se comprendido porque Martín Guzmán estipulo esa meta tan ajustada.
Mas allá de los problemas macroeconómicos existe un problema de confianza. “No hay ningún plan económico, por más bueno que sea, que pueda funcionar si no hay confianza en el gobierno que es el que lo debe ejecutar”, señalaba un importante analista internacional con sede en los Estados Unidos.
Y, los datos de las consultoras son coincidentes en cuanto al predominio de expectativas desfavorables. La última medición de Sypnosis muestra que el gobierno de Alberto Fernández registra una valoración negativa de 76% y casi el 70% de los encuestados cree que su situación económica empeorará. En el mismo sentido, el Índice de Optimismo Ciudadano de Poliarquía, que mide el humor social, se encuentra en el nivel más bajo desde que comenzó la medición en 2007.
Un problema
En los pasillos del FMI consideran a la Argentina como un gran problema (de manera vulgar la califican como “a pain in the ass”). Explican que “es difícil llegar a un acuerdo y más complicado que lo cumplan”.
Dentro de la estructura del organismo se sabe que ocuparse de Argentina termina siendo un “castigo” o mejor dicho “un pasaje para perder un buen trabajo”. De esto dan prueba el ex director del hemisferio occidental, Alejandro Werner o Anoop Singh, desplazados tras atender el caso argentino con la crisis del gobierno de Macri y de De la Rúa, en ese orden.
Otros de los desplazados recientemente fue David Lipton que se desempeñó como director gerente interino del Fondo hasta que fue arrastrado por el mega préstamo que el organismo concedió con el país durante la administración de Juntos por el Cambio.
Lo importante de este caso es que ahora se desempeña como asesor de Janet Yellen, la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos. Y este país es el principal aportante del FMI, de donde Batakis tendrá enfrente a un economista que conoce y ha sufrido la situación argentina.
En lo inmediato, en el edificio del FMI en Pensilvania Avenue, la ministra se encontrará con funcionarios que más que mirar los números macro de la economía (que conocen bien), inquirirán acerca de la situación política.
Es la política
Históricamente, el Fondo tendió a aplicar en todos los países que le solicitaban auxilio, programas económicos utilizando una receta casi única para la solución de los problemas, no atiendo la cuestión del peso de la política. Pero este enfoque ha ido cambiando en los últimos años, ante los reiterados fracasos de la implementación de los programas, particularmente en la Argentina.
Al respecto, tanto el oficialismo como la oposición, tuvieron visiones diferentes a las recomendaciones del FMI en cuestiones como el rol del Estado, el déficit fiscal, la inflación, la libertad de comercio o el movimiento de capitales.
“Tener déficit no está mal”, “un “poquito de inflación tampoco” y “el Estado virtuoso todo lo debe resolver” son premisas que cuentan con el acompañamiento de numerosos sectores de la sociedad en contraposición con la línea del Fondo.
Sin embargo, en su primer discurso Batakis fue enfática en afirmar la necesidad de contar con equilibrio fiscal y, su primera medida fue el establecer una “caja única” para los gastos del Estado. Sin embargo, aún no se conoce una disposición legal en este sentido.
También, quiso prohibir el que los funcionarios viajen al exterior por tiempo prolongados y con una excesiva comitiva, tampoco logro contar con esta resolución presidencial.
Todo quedo en un discurso duro y contundente ante sus pares de gabinete y con advertencias a los gobernadores e intendentes con los cuales converso.
La expectativa de la ministra Batakis, anticipan en su entorno, es lograr del FMI, la “flexibilización” necesaria para no profundizar más aún la crisis económica.
En Washington se comenta que, del otro lado del mostrador, seguramente el Fondo demandará a los representantes argentinos precisiones acerca de qué nivel de déficit pueden comprometer y, sobre todo, cómo se va a financiar.
Especialistas en temas fiscales calculan que cerca del 85% del gasto público está conformado por las partidas que “la política no quiere tocar”. Abarcan desde erogaciones en personal hasta la atención del déficit de la seguridad social, transferencias atadas a salarios (educación, universidades, planes sociales, atención de la violencia de género, ayudas a empresas privadas) y el financiamiento del déficit de empresas públicas.
Que Batakis logre una reformulación del acuerdo con el Fondo no necesariamente asegura que cambien las expectativas y por ende se calmen a los mercados.
Cabe recordar que el actual programa de Facilidades Extendidas tiene hasta aprobación parlamentaria y, sin embargo, no sirvió para “anclar” la economía.
La única certeza que viene desde Washington es que el “FMI no quiere ser el responsable de agudizar la crisis argentina”.
Esto, que puede parecer poco, es en última instancia lo que permitió contar con divisas tanto en el gobierno de Macri (aunque por otros motivos) como en el de Alberto Fernández.
Fuente: Ambito