Atentado a Cristina: Carrizo lloró ante la jueza y negó haber participado de la planificación

La defensa de Nicolás Carrizo, detenido en la causa por intento de homicidio a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, negó haber participado en la planificación del hecho al prestar declaración indagatoria ante la jueza federal María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rivolo.
El conocido como «jefe de los copitos» y cuarto detenido en la causa declaró durante más de tres horas y solamente se dedicó a responder preguntas de su defensor, Gastón Marano, detallaron fuentes judiciales.
Carrizo quedó detenido el miércoles último por la tarde al presentarse en los tribunales federales de Retiro para retirar su teléfono celular, entregado de manera voluntaria para ser sometido a un peritaje.
En el teléfono había sido detectado un mensaje en el que hacía referencia a que el ataque debió haber sido ejecutado de otro modo: «Esto no tendría que haber salido así, le di un arma y se le trabó».
Durante la indagatoria se le mostró este texto y respondió que se trataba de una «broma» que le hizo a un pariente cercano de ideología filokirchenrista.
En ese sentido, consideró que los investigadores lo sacaron de contexto, por lo que solicitó que esa persona sea citada a declarar en calidad de testigo.
Frente a Capuchetti y Rivolo, el imputado aseguró conoció hace poco tiempo a los procesados Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte,
A ambos les había dado trabajo como vendedores de copos de azúcar, pero afirmó desconocer en donde vendían sus productos.
Además, sostuvo que salió a defender a Brenda Uliarte en una entrevista con Telefe Noticias porque ella les dijo a los vendedores de copos de nieve que había recibido amenazas, pero señaló que luego de enterarse de que podía tener vinculación con el ataque a la
Las palabras de su abogado
En contacto con el canal de noticias C5N, el letrado explicó que la imputación de su defendido «es igual que la de los otros sujetos: haber participado de la ejecución del atentado».
«No existe ningún mensaje que relacione a mi defendido con la planificación o participación en el hecho», sostuvo y añadió: «Mi defendido nunca estuvo presente nunca en Recoleta, jamás»
Marano relató que Carrizo «lloró en su declaración» y recalcó que «es una persona de origen humilde que ve su vida tomada por la irrupción violenta de la maquinaria del Estado».
Asimismo, sobre la amenaza al presidente Alberto Fernández consideró que «un mensaje no lo hace culpable».
«Carrizo se encargaba de la fabricación de los copitos de azúcar y que el lugar preferido para la venta no era Recoleta, sino el Parque de la Costa, que le llevaba una hora y media de viaje», contó.
La llegada del detenido a los Tribunales
El acusado llegó a Comodoro Py 2002 pasadas las 9 en un camión de traslado de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y en medio de un fuerte operativo de seguridad.
Poco antes de las 11 arribó el defensor, quien antes de ingresar al edificio aseguró que Carrizo «no es un asesino de ninguna manera, es un laburante que le daba trabajo a otras personas. Lamentablemente se ha rodeado de las personas menos idóneas para tenerle confianza».
Carrizo quedó detenido el miércoles último por la tarde al presentarse en los tribunales federales de Retiro para retirar su teléfono celular, entregado de manera voluntaria para ser sometido a un peritaje.
«Vamos a ofrecer toda la prueba para demostrar que es una falsedad absoluta la foto que supuestamente lo muestra el 28 de agosto en las inmediaciones del departamento» de la Vicepresidenta, dijo además.
El sindicado jefe de la bautizada «banda de los copitos» quedó detenido el miércoles último por la tarde al presentarse en los tribunales federales de Retiro para retirar su teléfono celular, entregado de manera voluntaria para ser sometido a un peritaje.
Pero ante mensajes sospechosos encontrados durante el análisis hecho por la Policía de Seguridad Aeroportuaria, la magistrada dispuso que quede detenido, fue notificado en el tercer piso de Comodoro Py 2002 y de allí trasladado a una cárcel de la PSA en Ezeiza.
El hombre dio entrevistas a medios de comunicación luego del 1 de septiembre, día del atentado, y también se presentó en el juzgado de Capuchetti para declarar como testigo y negar haber estado al tanto de los plantes de Uliarte y Sabag Montiel, quienes vendían copos de algodón en la calle junto con él.
Carrizo era el dueño de la garrafa con la que se elaboraba el producto y el supuesto jefe de los vendedores, que pasaron a conocerse como la «banda de los copitos».
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