Todo lo que se sabe del terrible crimen de Joaquín Sperani: 18 golpes en la cabeza y las mentiras de su mejor amigo

Todo lo que se sabe del terrible crimen de Joaquín Sperani: 18 golpes en la cabeza y las mentiras de su mejor amigo
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Cientos de vecinos de Laboulaye despidieron este lunes 3 de julio los restos de Joaquín Sperani, el adolescente de 14 años que fue asesinado a golpes por un amigo de la misma edad. El caso conmovió a la localidad y, pasadas las 17.30, sus restos fueron sepultados en el cementerio de Jesús Redentor, con la familia acompañada de vecinos, amigos y compañeros de colegio.

Luego, el féretro que llevaba el cuerpo del adolescente fue al club Huracán, donde jugaba al fútbol, y a la escuela, los lugares que frecuentaba. «Era un chico correcto. Yo estaba criando a un hombre, un ser responsable y no a cualquier cosa. Yo le doy valores a mis hijos», dijo Mariela Flores, la madre de Joaquín.

En las últimas horas se conoció que el menor recibió un total de 18 golpes en la cabeza, de acuerdo con las conclusiones de la autopsia en su cuerpo, que se llevó a cabo en la ciudad de Río Cuarto.

El Ministerio Público Fiscal confirmó que Joaquín, desaparecido el último jueves, fue hallado sin vida este domingo en una casa abandonada, a 100 metros de la escuela a la que asistía.

Quién era Joaquín Sperani
Joaquín Seperani era el mayor de cinco hermanos, jugaba al fútbol en la categoría sub 15 del club Huracán. Era arquero pero muchas veces se lo escuchó querer ser camionero de grande, como su padre. Vivía en el barrio Chacarita, en zona oeste.

Todos los días, como es habitual entre los adolescentes de Laboulaye, iba en bicicleta a la escuela. El jueves salió a las 14:57 de casa, por última vez. Su bicicleta estaba en el patio del colegio en el momento en el que fue denunciada su desaparición.

Tenía 14 años, sufría bullying y su mamá aclaró que el adolescente tenía una personalidad introvertida y que no utilizaba redes sociales. Quienes lo conocían aseguran que era muy inocente y pasaba mucho tiempo con su mejor amigo, quien terminó como único acusado del feroz homicidio. Además, ocultó por varios días lo ocurrido a las autoridades y hasta brindó pistas contradictorias, entorpeciendo la investigación.

El chico murió a causa de un traumatismo de cráneo y que sufrió un daño encefálico que le provocó la muerte inmediata, luego de recibir golpes en la cabeza, reveló el informe difundido por el sitio de Cadena 3.

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El responsable del crimen que conmociona a Laboulaye
El presunto responsable del crimen, un adolescente de la misma edad de Joaquín Seperani, fue trasladado este lunes a un centro de detención juvenil para su «resguardo». En la escena del crimen, secuestraron un hierro y un pedazo de hormigón, ambos con manchas de sangre.

El joven, que habría confesado la autoría del asesinato, es inimputable a causa de su edad y está a disposición del juez de Control, Niñez, Adolescencia, Penal Juvenil, Violencia Familiar y de Género y Faltas de Laboulaye, Sebastián Moro.

La información judicial indica que «se pudo establecer la presunta participación no punible de un niño» en la muerte de Joaquín y añade que «el adolescente involucrado en el hecho actualmente se encuentra alojado para su resguardo en el Centro de Admisión y Diagnostico (CAD), que depende del Complejo Esperanza, de la ciudad de Córdoba», donde en las próximas horas se llevarán a cabo estudios diagnósticos, psicosociales y ambientales.

Joaquín llegó en bicicleta al colegio pero no entró a clases. Junto a su amigo de toda la vida, salieron caminando de la escuela, según se corroboró a partir de una cámara de seguridad vecina. La imagen refleja que ambos estaban juntos y sonrientes. En la misma filmación, los investigadores observaron que minutos después el adolescente regresaba solo al colegio.

En el camino, se le cayó un teléfono celular, que levantó pronto y guardó en su pantalón. Esa tarde, el adolescente entró de nuevo en la escuela y se sentó en el lugar de siempre, como si nada lo perturbara. Cuando los agentes lo encontraron fue evasivo en sus respuestas: el plan era irse de la escuela, pero que se arrepintió y quiso volver a clases. Sobre el celular extra, aseguró que era de su papá, pero su padre negó esa versión. En ese momento, no fue un dato que llamó la atención de los policías.

A las horas, el chico de 13 años fue interrogado nuevamente. En esa oportunidad, dio una segunda versión: reconoció que el teléfono era de Joaquín pero se lo había dado antes de escapar de la ciudad. Ahí instaló la versión del bullying, algo negado por la maestra.

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Los papás de Joaquín ratificaron que su hijo era víctima de bullying, por lo que la búsqueda salió de su eje original. Los policías de Laboulaye, con poca experiencia en caso como éstos, en lugar de rastrillar desde la escuela, el úitmo lugar donde se lo vio con vida, empezaron a buscar a una supuesta familia «sustituta», que el adolescente había señalado como cercana, en relación al bullying recibido.

En una tercera instancia de interrogación, ya no mintió más (o al menos eso se presume): confesó que el jueves habían ido juntos hasta allí, solos, y que entonces que comenzaron a discutir. Sin ninguna premeditación, tomó el caño y comenzó a golpear a Joaquín en la cabeza. Luego lo remató con un trozo de mampostería.

«Fue algo personal, no se trató de un robo», sintetizó un investigador que hablo con Cadena 3.

El testimonio de la madre de Joaquín Sperani
Mariela Flores, la madre de Joaquín, aseguró que ella estaba «criando a un hombre, a un ser responsable y no a cualquier cosa», a la vez que resaltó que su hijo era un niño «correcto».

Al ser consultada acerca de lo que le comunicaron acerca del caso, la mujer manifestó: «No me dijeron nada, solo me mostraron un video donde iban los dos caminando y a Joaquín se lo ve feliz de la vida».

“No siento rencor con los papás de Leandro, por ahora, pero a mi hijo nadie me lo va a devolver», aseveró Flores, quien además dijo: «Por el dolor terminé internada y mi sobrina me habló mucho para que me levante y busque que se haga justicia por Joaquín».

La madre del adolescente indicó que le dijo a los investigadores que entren a su casa y «que busquen lo que tengan que buscar», mientras que contó que Joaquín no tenía redes sociales.

También contó entre lágrimas: «Joaquín está todo golpeado, supuestamente creen que usaron un fierro. Tiene su ojito hinchado, la cara golpeada, pero quiero que se queden con la imagen de mi hijo bello que fue la que usamos para buscarlo».

Además, Flores manifestó: «Me dijo la preceptora que Leandro iba con mucha plata a la escuela, que compraba muchas cosas caras y que a ella eso le hacía ruido».

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“Que el nombre de Joaquín sirva para que se destape todo», aseveró la mujer y agregó: «Si se pierde un alumno, tenés la noticia que se denunció que fue de la puerta de la escuela, como directora tenés que abandonar todo y venir a apoyar».

«Un intendente, sabiendo que falta un chico de su sociedad, ¿Puede ir a una fiesta tranquilo?», se preguntó Flores y añadió: «No recibí apoyo de afuera. Llegábamos mi marido y yo de ir a buscarlo y salían mis sobrinos», denunció.

Por último, y refiriéndose al responsable del asesinato de su hijo, Flores dijo que el fiscal propició una teoría que ella no consideró con seriedad. “Puede ser que el chico tenga una inclinación sexual, que a lo mejor estaba enamorado de Joaquín y que eso habría tenido que ver con su decisión, pero yo no me puedo quedar con eso», dijo.

La investigación para dar con el adolescente que mató a Joaquín Sperani
En el marco de una movilización realizada el sábado, el comisario mayor y director de la policía local, Enrique Carreras, había salido de la Jefatura para dialogar con los vecinos que marchaban y transmitir un mensaje de tranquilidad y confianza en los esfuerzos realizados por encontrarlo.

“Estamos trabajando con todas las herramientas tecnológicas, las filmaciones públicas y privadas y otros aportes con los que contamos. Sabemos que hay muchas versiones que andan rondando la calle, que son erróneas y falsas”, dijo.

Carreras afirmó que el adolescente tenía una personalidad introvertida y que no utilizaba redes sociales, lo que significa una fuente menos para la investigación. “No nos dejemos llevar por rumores que transitan en la calle”, pidió.

Tras una serie de rastrillajes de los que participaron cuadrillas de personal policial junto a canes y alrededor de 90 efectivos, con bomberos, agentes del Departamento de Unidades de Alto Riesgo y vecinos autoconvocados, la policía logró encontrar el cuerpo de Joaquín Sperani.

Este domingo, según precisó el medio local LV20 radio Laboulaye, se encontró el cuerpo del adolescente en una casa abandonada en calle Sarmiento 480, esquina Dairó, a 100 metros de la esquina de la escuela a la que asistía.

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