El Decano le ganó a Gimnasia y llegó a su tercer triunfo al hilo
Bajo la lluvia, por momentos torrencial, a Atlético Tucumán no se le mojaron las ideas y puso el partido en el horno en el primer tiempo. Lo cocinó en ese lapso. Cada vez que se lo propuso, cuando aceleró sobre una superficie rápida, convirtió o llegó con situaciones claras que, por muy poco, no fueron traducidas en más gritos. Y contó con una ayuda inesperada: la mala fortuna de Guillermo Enrique, quien metió el del 2-0 en contra. El cuadro tucumano ratificó su levantada y logró el tercer triunfo al hilo, el segundo en los dos que lleva al frente del equipo la dupla Orsi-Gómez.
El Decano, más allá de la mano que le dio el defensor rival, fue más agresivo que Gimnasia de mitad de cancha hacia adelante. Se adaptó mejor a la cancha con agua, transitó con velocidad la zona de tres cuartos de cancha. Había arrancado incómodo por la presión del Lobo, pero fue creciendo. Se soltó, apostó a un juego directo por los costados y también por el centro. Estigarribia abrió la cuenta de cabeza y el infortunio de Enrique liquidó la cuestión a los 37’ de la etapa inicial.
Naturalmente, el Lobo en la segunda parte de adelanto en el terreno. Le faltó frescura y recién sobre el final generó un par de situaciones claras. Pero apareció Machiori. El Decano defendió bien y, de contra, estuvo cerca del tercero. Consiguió estirar su paso triunfal de la mano de su nueva conducción en el equipo. El Lobo llegó a cinco sin ganar.
Olé
