Comenzó a funcionar «Clementina XXI», la nueva supercomputadora argentina
Tras una década de planeamiento, una inversión de US$ 5 millones en «fierros» y equipamiento tecnológico y otros $600 millones de pesos puestos en la imprescindible infraestructura de sostén, desde hoy el Sistema Científico argentino cuenta con una supercomputadora que está en el Top 100 de las más potentes del planeta.
Se trata de «Clementina XXI», que tiene tiene una potencia de cálculo de 15,3 petaFLOPs lo que la ubica en el puesto 82 entre las cien computadoras más potentes del mundo. Y, por su forma de administración se convertirá en la máquina más importante para uso abierto científico de toda Sudamérica, ya que solo Brasil tiene máquinas más grandes pero son básicamente utilizadas en el sector ámbito privado.
Clementina XXI, cuyo «nombre» homenajea a la primer supercomputadora que tuvo Argentina, y que función por una década, desde 1961, el Instituto de Cálculos de la UBA, tiene un «hogar» diferente: el Data Center del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), cuyos meteorólogos encargados de pronósticos, estarán entre los principales usuarios de los cálculos que haga la super máquina en los próximos años. De hecho, prácticamente el 10% del tiempo de uso de este dispositivo está reservado al SMN. El otro 90%, al ser un equipamiento de uso abierto, irá alternando cálculos y simulaciones de investigadores científicos de otras disciplinas e instituciones que integran el sistema de Ciencia y Tecnología nacional, incluyendo las universidades.
¿Quiénes podrán sacarle provecho a esta super máquina? Según explicó Celeste Saulo, directora del Servicio Meteorológico Nacional y Secretaria General de la Organización Meteorológica Mundial, en una conferencia de prensa a la que asistió PERFIL, «hay muchos usuarios interesados en aprovechar un equipo cuarenta veces más potente que la computadora más poderosa hasta hoy instalada. Pero hay grupos dedicados a estudios de genómica, pruebas de nuevos fármacos, nuevos materiales, diseño industrial, modelado de cuencas petroleras y gasíferas, desarrollos de Inteligencia Artificial y ciencia de datos y modelados de sistemas complejos, aparte de la confección de pronósticos meteorológicos».
El super-fierro
La capacidad de cálculo de Clementina XXI es de 15.3 Petaflops y eso lo logra tras integrar 296 GPUs Intel Ponte Vecchio y 5120 CPUs Sapphire Rapids. Y la arquitectura y los fierros del equipo lo proveyó la empresa Lenovo. Como es una máquina que al trabajar genera mucho calor, su sistema es de refrigeración por agua, en forma directa. Esta tecnología es más efectiva que los ventiladores tradicionales de las PCs y permite concentrar una mayor cantidad de procesadores en menos espacio físico.
Los responsables de llevar a cabo este megaproyecto fueron varios, entre los que se destacan el Ministerio de Ciencia, el de Defensa, el SMN y el Conicet. Y la financiación de Clementina XXI se hizo con fondos provenientes de un crédito de la CAF. Y por eso de la inauguración participaron los ministros y el staff de Daniel Filmus y Jorge Taiana.
Uno de los detalles que comentó el Secretario de Articulación Científico Tecnológica del MinCyT –el reconocido físico Juan Pablo Paz– es que la Clementina original, que funcionó en la Facultad de Ciencia Exactas de la UBA entre 1961 y 1971, costó 4,5 millones de libras de aquella época. Una cifra «parecida» a la Clementina XXI, qué costó US$ 5 millones. Y, además, ambas fueron consideradas «las más potente de la región sudamericana»; al menos por un tiempo en esta carrera permanente por desarrollar computadoras más y más potentes.
La Clementina original funcionó entre 1961 y 1971, en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
La forma de trabajo del super-equipo será así: periódicamente sus responsables lanzarán llamados y concursos abiertos anuales, o semestrales, de los que podrán participar grupos de científicos de todo el país. El interesado deberá presentar su proyecto explicando qué es lo que quiere hacer y cuál es el tiempo de trabajo que necesita. Una vez evaluado por pares, se les asignará una determinada cantidad de horas de labor de los cerebros digitales de Clementina XXI.
A muchos integrantes del sistema científico argentino, la flamante máquina les facilitará su tarea diaria ya que, mucha veces, completar un trabajo de simulación depende de alguna colaboración internacional para usar superordenadores de Estados Unidos o de Europa. La posibilidad de hacerlo en Argentina les permitirá idear nuevas líneas de investigación y llevarlas a cabo localmente.
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