El Gobierno confirmó a qué hora empezará a difundir los resultados de las elecciones presidenciales
El titular de la Dirección Nacional Electoral, Marcos Schiavi, confirmó que los primeros resultados de las elecciones presidenciales se difundirán el domingo a partir de las 22.30, y detalló los pormenores del operativo desplegado para que más de 35 millones de argentinos cumplan la obligación y el derecho de elegir presidente, gobernadores, intendentes y diversos cargos legislativos.
¿Qué criterios se tomarán en cuenta para difundir los datos? ¿Cómo influirá la provincia de Buenos Aires? ¿Por qué la elección porteña puede afectar la difusión del escrutinio provisorio general? ¿Hay una crisis de representación porque vota menos gente? ¿Las trampas, como el robo de boletas y las listas truchas, pueden alterar el resultado?.
Estas y otras preguntas respondió el funcionario en una entrevista en su despacho de Casa Rosada. Allí, Schiavi confirmó que estas elecciones costarán más de 30 mil millones de pesos, que involucrarán en seguridad y apoyo a al menos 100 mil personas -entre militares y fuerzas nacionales y provinciales- y explicó los procedimientos que se aplicarán para garantizar la difusión rápida, segura y certera del escrutinio provisorio.
“Esta es una elección delicada”, admitió Schiavi, un funcionario de extensa trayectoria en el sector público, historiador de profesión, y que pasó de reportar al ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, al secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello. Es que el titular de la cartera política es ahora jefe de campaña de Sergio Massa, uno de los cinco candidatos a presidentes.
El domingo se elegirá presidente entre otros cuatro dirigentes más: Javier Milei (La Libertad Avanza), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Juan Schiaretti (Hacemos Nuestro País) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad). También, se votará gobernador y otros cargos locales en Buenos Aires, la Capital Federal, Entre Ríos, Catamarca y Santa Cruz. Y se elegirán 24 senadores de ocho provincias, y 130 diputados y 43 parlamentarios del Mercosur en todo el país.
“Nos imaginamos que vamos a dar los resultados en un horario similar al que lo dimos en las PASO. Más o menos a las diez y media de la noche”, afirmó el titular de la Dirección Nacional Electoral. Y agregó: “Es muy importante, obviamente, dar los resultados lo antes posible, pero sobre todo que el resultado que demos esté consolidado y se representativo”.
El funcionario detalló que para definir cuándo se difundirán los datos se tomará en cuenta que haya tendencias estables, que los 24 distritos tengan un mínimo de entre 30 y 60 por ciento de las mesas escrutadas. “Estamos trabajando para tener resultados lo antes posible, sin perder el norte, que es: queremos dar los resultados consolidados y seguir reforzando la idea que tiene la sociedad de confianza sobre el proceso”.
-Quedan cuatro días para las elecciones. ¿Cómo está la organización y qué falta?
–La logística y los materiales necesarios para la elección ya están desplegados en todo el territorio. Cada Secretaría Electoral tiene su padrón, las urnas, los sobres y los recursos correspondiente para que el domingo se pueda votar en 108.000 mesas, contando las nacionales, más las locales de extranjeros en la provincia de Buenos Aires, unas muy poquitas en Santa Cruz y en Capital Federal. El despliegue del Comando Electoral ya está coordinado. Vamos a tener cerca de 90.000 miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad nacionales desplegados.
En el tema financiamiento, todos los partidos tienen los fondos que correspondientes para la campaña y las boletas en tiempo y forma. Estamos bien y con cierta tranquilidad en el trabajo que se está haciendo en el Consejo de Seguimiento de partidos. En el Consejo de Seguimiento con los partidos nos venimos reuniendo hace ya cuatro meses, cada 15 días. Los apoderados nos plantean una agenda y nosotros planteamos la nuestra.
En términos del recuento provisorio, hicimos las pruebas correspondientes, con un simulacro hace diez días que fue exitoso, pudimos transmitir desde donde queríamos transmitir en tiempo y forma. El trabajo está hecho para que el domingo tengamos unas elecciones tranquilas.
-Comparada con las primarias, que hubo una superpoblación de candidatos, listas y boletas, estos comicios parecen menos complicados.
–Las PASO fueron una elección más compleja en términos logísticos. Pero la de este domingo es una elección más delicada. El domingo se define la Presidencia de la Nación y obviamente es muy importante. Pero también se elegirán cuatro gobiernos provinciales y representantes locales en la provincia de Buenos Aires, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en Entre Ríos, Catamarca y Santa Cruz. Vamos a tener alrededor de 200 municipios que se eligen ese día. Es una elección mucho más delicada que las PASO, que fue muy compleja en términos logísticos, efectivamente, por la gran cantidad de candidaturas y categorías que se votaron.
Después de muchos años, hubo boletas de ocho categorías, con la provincia de Buenos Aires, que tuvo más de 30 candidaturas a nivel senador y diputado, por ejemplo. Eso generó un estrés en el sistema, no solo en el recuento, sino en la logística, que fue inédito. Cuando uno hace el balance de las PASO el resultado a nivel general fue satisfactorio.
-No hubo reproches de la oposición ni tampoco denuncias. Salvo Milei que dijo que “le habían robado” el 5% de los votos.
–Ni en la Cámara Electoral, ni en los juzgados, ni en la DINE hubo ninguna denuncia en relación a eso. Tampoco se planteó en el Consejo de Seguimiento de todo el proceso electoral, donde está representada La Libertad Avanza.
-Después vamos a profundizar sobre ese tema, pero primero le pregunto, ya superada las PASO ¿qué es lo más complicado de organizar en una elección presidencial?
–El sistema argentino tiene una ventaja, que a la vez es un desafío: la elección la hacen 24 juzgados, una Cámara Nacional Electoral, el Comando Electoral, el Correo Argentino, la DINE y la centralidad y protagonismo de los partidos políticos. El primer desafío es la articulación entre estos actores de distinto nivel, distintos poderes al interior del Estado, con la sociedad y con los partidos. Es coordinar de manera armoniosa todos estos actores. Tengamos en cuenta que el Correo Argentino es responsable de la logística y la transmisión desde 17.000 establecimientos y va a transmitir del 90% de las mesas en todo el país desde cada lugar de votación.
Ese despliegue logístico es inédito y también en la acumulación de un sistema que ya lleva 40 años de consolidación y que ya ha tenido mejoras. Esas mejoras nos llevaron a que en estos años, ni nivel de gobernadores o presidente nunca hubo una discusión seria sobre algún resultado. Nadie puso en discusión quién fue elegido o elegida. Más importante es porque hubo oficialismos que ganaron, oficialismos que perdieron, algunos perdieron por muy pocos puntos, otros por muchos puntos. Con expresiones políticas tradicionales y otras fulgurantes, como la que tenemos hoy en día (NdR: por Javier Milei), que pasó de no existir en 2019 a aparecer en 2021, cuando logró 17 puntos sólo en la ciudad de Buenos Aires, y ahora tuvo casi 30% en todo el país. Todo esto habla de un sistema confiable.
–¿Cuánto le cuesta a los contribuyentes elegir presidente?
–El presupuesto para las tres elecciones -PASO, generales y balotaje- alcanza los 109 mil millones de pesos. La división lineal lleva a que cada elección cuesta entre 35 a 40 mil millones de pesos. Pero cada turno electoral tiene su particularidad. Hay algunos costos hundidos, otros que se repiten en cada elección y otros que van cambiando. Por ejemplo por los aportes de boletas, la elección más cara es la PASO, luego la general y por último el balotaje. Y el aporte de campaña se paga más en una general que en una PASO. Uno podría hacer un número de entre 30 mil y 40 mil millones de pesos.
Boleta papel y baja participación
-Con respecto al tema de las boletas hay muchas críticas sobre cuánta plata se les da a los partidos y qué control hay sobre cuánto efectivamente se termina gastando?
-Hay que diferenciar el instrumento de su financiamiento. El instrumento que tenemos, la boleta papel partidaria, hoy es protagonista importante de la elección, es una herramienta que funciona y que la ciudadanía confía. Permite el protagonismo de los partidos políticos, que es muy saludable para todo el proceso y, al mismo tiempo, no tenemos claro cuáles son las contras que tiene la boleta. Cuando fuimos al debate que hubo el año pasado, no quedaba claro cuáles eran realmente las contras que tenían las boletas. Tampoco tenemos claro qué beneficios y qué nuevos problemas traería cambiarla.
El instrumento de votación no es neutral. Con boleta única papel tenés un nivel alto de voto en blanco o de voto impugnado, según el formato que tiene. Tanto en experiencias iniciales -está el caso de Mendoza- como en sistemas que están asentados, el ejemplo es Córdoba. Sí creo que el financiamiento -después de la normativa vigente, más dos fallos de la Corte Suprema que obligó a que el Estado financie listas y no frentes- hay que rediscutirlo, porque genera efectos negativos en la oferta electoral.
-Avivadas.
–No me corresponde decirlo. Este año hubo 27 candidaturas presidenciales y 35 candidaturas en la provincia de Buenos Aires. Originalmente la provincia había más de 50 candidaturas, pero el juez federal dio por desistidas 20 candidaturas. Eso no me parece saludable para el sistema, para la democracia ni para el régimen de partidos.
-¿No sería un avance dejar la boleta papel y pasar a otro régimen, como puede ser la boleta electrónica o la boleta única?
–Uno podría financiar la boleta de otra manera sin caer en la situación en que estamos hoy. Igual, estoy abierto a discutir si es boleta única, boleta papel, boleta electrónica, boleta partidaria. Particularmente creo que la boleta partidaria, como le da protagonismo importante a los partidos, es saludable para el sistema. Pero es una discusión que se puede dar y que incluso uno podría ir haciendo pruebas pilotos o análisis particulares. Eso es una cosa y otra es el financiamiento. Hay un fallo de la Cámara muy reciente que le habla a la Corte Suprema y al Congreso, y convoca a rediscutir el financiamiento de las boletas.
-Hay un fenómeno que se registró en las últimas elecciones y se agudizó en la última, que es la baja participación. ¿Qué pasa si uno no va a votar?
–Si uno no va a votar y no justifica la ausencia hay como sanción la imposibilidad de realizar trámites nacionales, provinciales y municipales por un año. Y multas que son bajas.
-Se cobra 50 pesos.
–Porque está atado al Código Electoral. Deberíamos ir hacia una reforma legislativa para modificar eso. Aquel que no va a votar, está dentro de un registro de infractores y eso lleva a que algunos trámites particulares, obviamente no trámites que impacten en derechos, pero sí trámites particulares, se vea afectado.
-Concretamente hoy no hay consecuencia ni sanciones ni multas. A ninguna persona que no votó le pasó que no la dejaron hacer un trámite.
–Cada vez más se están poniendo más duros algunos juzgados electorales en cuanto a la ausencia de autoridad de mesa. No quizás con los que no votan. Pero hay que hacer un paréntesis a lo que es la discusión sobre la participación. Fue una discusión mucho más presente antes de las PASO que después de las PASO, porque finalmente el número de participación en las PASO fue más bajo que en 2019, pero más alto que en 2021 y por encima de lo que venía pasando en las provincias.
Las elecciones provinciales tenían particularidades. Cuando no son competitivas porque el electorado ya ve que la elección está resuelta, la movilización de ese electorado tiende a bajar, pero después hay particularidades. En Río Negro y Neuquén en marzo y abril de este año: en Neuquén se votó casi con el promedio histórico y en Río Negro siete puntos abajo. ¿Por qué? ¿Porque el mismo día, en una misma región geográfica, hay siete puntos de diferencia en la participación?
Ahí tenía que ver el nivel de competitividad que tenía la electoral: en Neuquén había una elección histórica. Lo que terminó pasando en las PASO nacionales es que el número del 70% de participación fue más bajo que el de las presidenciales del 2019, pero si sucede lo que viene sucediendo entre PASO y generales, tanto en 2019 como en 2021, como en 2015, es factible que tengamos un salto entre cuatro y seis puntos de participación en las generales. Eso nos pone por debajo del histórico, pero no un número en que nos pueda llamar la atención sobre alguna crisis de representación.
-¿No hay crisis de representación?
–No. Seguimos siendo a nivel regional un sistema donde la participación es alta, más si uno lo compara con Colombia o Estados Unidos. Hoy no veo un proceso de crisis de representación. Depende si la participación sigue bajando.
-Ahora, el que no va a votar, en la práctica, no tiene consecuencia.
–Pocas.
-¿No implica un voto voluntario de hecho?
–Hubo durante muchos años una continuidad de la idea “el argentino vota”. Todos esos procesos de mayor control se fueron desgastando, aflojando, porque nuestro porcentaje de participación es altísimo. Entre 70% y 80% es un número muy alto en todo el mundo, salvo ahora en Ecuador, que tuvo una participación de 80%, en un balotaje que terminó con una diferencia de tres o cuatro puntos. Los controles sobre el ausentismo electoral se fueron desgastando porque estaba asentado la participación alta del ciudadano argentino.
Transmisión y primeros resultados
-¿Cómo se va a trabajar en la transmisión de los datos de recuento y, sobre todo, cuando van a difundirse los primeros resultados?
-Hasta 2015, 2017, una vez que estaba cerrado el escrutinio en cada mesa electoral, el telegrama se transmitía a una sucursal del Correo Argentino a la sede central, el centro de cómputos, donde se contaba. Desde 2019 para acá, en una situación de in crescendo, se transmite desde el lugar de votación, de las mismas escuelas.
Hay un kit de transmisión, que un operador del Correo Argentino lleva ante fiscales específicos de transmisión que son de los partidos. Es un telegrama que se transmite como PDF, con trazabilidad y que puede revisarse todo su ciclo de vida. No solo lo ven los fiscales, sino los ciudadanos tienen acceso. Se transmite del 90% de las mesas, desde el 70% de los establecimientos. Esos telegramas llegan a la sucursal del Correo Argentino de Barracas y de Monte Grande. Allí hay 1.800 digitadores que con el sistema de recuento provisorio contratado en una licitación con Indra, se cuentan dos veces cada uno de esos telegramas y, una vez que esos telegramas se cuentan de manera igual, sin diferencias entre digitaciones, pasan a estar escrutados.
Ese es el proceso general. Dentro de ese proceso, la fiscalización de los partidos es de una punta a la otra punta. ¿Qué quiere decir? Un partido ve cómo se escanea el telegrama y también ve cada telegrama que se va contando, incluso antes de que se difundan los resultados. En la sede de Barracas tenemos un cálculo que vamos a tener alrededor de 50 fiscales, apoderados y responsables tecnológicos de los partidos viendo cada telegrama que entra y viendo la imagen y lo que se contó. Eso sucede esa noche y después se les entrega a los partidos toda la información, donde se puede revisar todo el ciclo de vida del telegrama que permite observar -de punta a punta- ese archivo.
-¿Qué seguridad tiene esa transmisión y esa operación? ¿Cómo se garantiza que no tenga interferencias en el medio?
–Para empezar, la transferencia desde desde el kit hasta el Correo Argentino permite la seguridad. En las dos puntas, personal que son responsables tecnológicos y fiscales de los partidos, viendo que esa imagen es la imagen que llega de punta a punta. Desde la aplicación “Elecciones”, cualquier ciudadano puede ver su telegrama esa misma noche, en el mismo momento que se pone a disposición los resultados. Cada elector puede ver lo mismo que cada fiscal de cada partido. Así que en ese sentido está resguardado. El software, tanto de transmisión como de recuento, se le entrega a la Cámara Nacional Electoral.
Es importante destacar que la cola de ingreso de los telegramas es inmodificable. Esa cola se forma para que los digitadores tomen y procesen los datos como les llega. El orden no puede ser alterado porque todos los telegramas tienen el mismo valor en el proceso. Por eso se procesan en orden de llegada. No hay forma de querer escrutar una provincia a una determinada velocidad, o un distrito, o una escuela específicos. Por eso en determinado horario puede pasar que se haya recontado entre el 80 o 90% de una provincia y 30 o 20% de otra.
-Ese orden inmodificable puede ser monitoreado por los apoderados y técnicos?
–Cuando se ingresa al ciclo de vida de cada telegrama, está el horario en que se digitó por primera vez, se digitó por segunda vez y luego pasa a la categoría de escrutado. Con 108 mil telegramas se puede ver que no hay modificación, ni un telegrama por encima de otro revisado.
-El proceso de transmisión a cargo de Correo Argentino comprende el escaneo de telegramas de los establecimientos de votación o desde las sucursales electorales digitales. ¿Qué son las sucursales digitales?
-Son las sucursales del Correo Argentino. Es que desde 17.000 establecimientos de votación habilitados, transmitimos desde 12.000, porque hay algunos establecimientos que no tienen señal o tienen pocas mesas o poca gente. En los lugares de votación desde donde no se transmite va personal del Correo Argentino y del Comando Electoral y se lleva los telegramas y los entrega en la sucursal y de esa sucursal se transmite.
-No se hace desde la escuela.
–Hay 17.000 establecimientos, nosotros transmitimos desde 12.000. Esos 12.000 equivalen al 90% de las mesas. Los otros 5.000 son establecimientos de zonas rurales con baja conectividad, con pocas mesas y con poca gente, donde uno cuando hace un despliegue logístico, que también es un despliegue económico, prioriza los lugares en donde con el mismo esfuerzo se transmiten más datos.
-Explicaron que si hay diferencia en la doble carga interviene un tercer digitador. ¿Actúa como un desempate?
–Algo así. Hay 1.800 Digitadores que cargan cada telegrama. El digitador recibe el telegrama y completa la planilla de carga. Otro, de manera aleatoria, recibe el mismo y hace la misma operación. Si hay coincidencia entre los dos, se carga y sino se pasa a una revisión. Si en la revisión no hay coincidencia, pasa al sector de incidencias para su control. En esta tercera lectura se detecta si está mal el telegrama o es ilegible.
En el recuento provisorio, generalmente se analizan entre el 96% y el 98% de las mesas. ¿Por qué? Porque esa noche, en tres, cuatro o cinco horas se cumple una tarea que en el escrutinio definitivo tardan, sólo en la provincia de Buenos Aires, 15 días. Hay un porcentaje de mesas que o porque tienen problemas de imagen o porque está mal hecho el telegrama, tienen problemas de datos -como por ejemplo que tenga más votos que electores o no se lean los números-. Ese telegrama no tiene arreglo, pasa al definitivo y en el definitivo se cuenta el acta de escrutinio. Y si el acta de escrutinio tiene el problema, deberán abrir la urna.
En las PASO tuvimos 2,5% de incidencias, que igual no modificó los porcentajes, o se modificaron de manera marginal.
-Ahora esos pequeños porcentajes, en las elecciones del domingo pueden definir el futuro del país o de una provincia, como puede ser Buenos Aires, que no tiene balotaje, o la Ciudad de Buenos Aires, que sólo se suspende la segunda vuelta si el ganador cosechó 50% o más.
Por eso decía que esta es una elección delicada.
-¿En qué horario tienen previsto que puedan empezar a difundirse los resultados?
–Por manda judicial, antes de las 9 de la noche no se pueden difundir resultados. Lo que nosotros nos imaginamos es que vamos a dar los resultados en un horario similar al que lo dimos en las PASO. ¿Por qué? Porque para empezar tenemos las mismas categorías que tuvimos en las PASO, inéditas en mucho sentido, con cuatro categorías, ocho categorías.
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