Tucumán: dos nuevas identificaciones de desaparecidos en el Pozo de Vargas

Tucumán: dos nuevas identificaciones de desaparecidos en el Pozo de Vargas
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Dos nuevas identificaciones de desaparecidos por crímenes de lesa humanidad se dieron a conocer este miércoles. Los restos fueron hallados en el Pozo de Vargas, que se encuentra en el municipio de Tafí Viejo, en Tucumán, considerada la fosa común más grande de Argentina.

De este modo y hasta el momento, ya se conocen 119 identidades de víctimas del Operativo Independencia y de la última dictadura cívico militar, cuyos cuerpos fueron arrojados al pozo que luego se tapó para intentar ocultar su existencia. Se trata de los restos del trabajador de la actividad azucarera Carlos Santillán y de un joven santiagueño de apellido Arévalo. La falta de precisión de este último, por ahora, se debe a que tres hermanos de esta misma familia fueron arrojados a la fosa.

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Las notificaciones se produjeron la semana pasada y estuvieron a cargo de miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que son los responsables de hacer los estudios e investigaciones de determinación de identidades de restos que, en el caso del Pozo de Vargas, de 39 metros de profundidad, fueron extraídos por peritos arqueólogos y de otras especialidades del Colectivo de Arqueología, Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT).

Ambos grupos de científicos trabajan en esta investigación desde hace 21 años. La ausencia de una clara política nacional de apoyo a este tipo de tareas, con su contraparte en sectores del Poder Judicial Federal, generó marchas y contramarchas que se tradujeron -en varios períodos- en la escasez de fondos para los trabajos, lo que demoró los trabajos y su consecuente mora, frente al clamor de familiares por saber del destino de sus seres queridos desaparecidos.

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El obrero del azúcar
La familia de Carlos Alfredo Santillán fue notificada en Tucumán por miembros del EAAF. Este último paso suele ser de mucha importancia por lo que implica para los familiares de la víctima que, por lo general, han atravesado por numerosos inconvenientes hasta llegar a ese momento. Se requiere, por estas mismas razones, de un trato especial, no es una simple comunicación. Este paso no implica la entrega inmediata de los restos y suelen pasar varios meses hasta que se concreta.

Santillán tenía 28 años cuando fue secuestrado el 11 de julio de 1976. Era un trabajador jornalero del ingenio azucarero San Juan, que se encuentra en el departamento Cruz Alta, al este de la capital tucumana. Vivía en cercanías de la planta, en el municipio de Banda del Río Salí, y se había comprometido con la actividad sindical, militando en la Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera (FOTIA).

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La familia ya había sufrido otra pérdida unos meses antes, al ser secuestrado Raúl César, dos años menor que su hermano Carlos, que también trabajaba en el San Juan. Aun está desaparecido.

A propósito de la identificación, su hermana Elsa reflexionó: «Por fin encontraron los restos de mi hermano Carlos, para mí fue de sentimientos encontrados, alegría y tristeza. Fue volver al pasado y recordar esas noches que vivíamos sobresaltados, sin poder dormir. No bajaremos los brazos».

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