Putin y Trump frente a frente: expectativas globales por la primera reunión tras el inicio del conflicto ruso-ucraniano

El presidente estadounidense, Donald Trump, y el mandatario ruso, Vladímir Putin, se sentarán en Alaska para negociar el fin de la guerra en Ucrania y decidir el futuro de Europa. Desde el otro lado del charco, los dirigentes europeos, incluido el líder ucraniano, Volodimir Zelensky, observarán con mucha inquietud y desde la grada lo que los líderes estadounidenses y rusos pueden acordar. La cumbre comenzará a las 11:30 hora local (19.30 GMT) en una base militar en Alaska, según informó el Kremlin, y al término de ella se informará de los resultados en una rueda de prensa (en España, esto ocurrirá al inicio de la noche).
Los líderes de los Veintisiete, los presidentes del Consejo y de la Comisión Europea, y el secretario general de la OTAN trataron de influir a la desesperada en una reunión virtual con Trump el pasado miércoles. Los mandatarios salieron convencidos, al menos en apariencia, de que Trump no sacrificará precipitadamente Ucrania este viernes, y de que el magnate republicano coincidía con ellos en la mayor parte de las demandas. Principalmente, en que un alto el fuego debía ser el paso previo a cualquier negociación sobre concesiones territoriales y que nada sobre Ucrania debe decidirse sin los ucranianos.
Trump se habría mostrado dispuesto, incluso, a participar en la provisión de garantías de seguridad: “Lo importante es que EEUU ha declarado su disposición a hacerlo. Y, por supuesto, acogemos con gran satisfacción todos los esfuerzos que garanticen que Ucrania se encuentre en una posición sólida para defenderse”, señaló un portavoz de la Comisión Europea al diario The Guardian.
“El presidente Trump es consciente de esta posición y en gran medida la comparte”, afirmó al término de la reunión el canciller alemán, Friedrich Merz, organizador de la llamada, en una declaración posterior a la reunión. “Si Estados Unidos trabaja ahora por una paz en Ucrania que proteja los intereses europeos y ucranianos, puede contar con nuestro pleno apoyo en este esfuerzo”, sentenció el canciller.
Esta tranquilidad podría esfumarse de un momento a otro, ya que predecir lo que sucederá este viernes es otra cosa diferente. Preocupa que Trump no haya entendido que las líneas rojas que le transmitieron los europeos son inamovibles, y que por ello claudique en un acuerdo favorable al Kremlin, por ejemplo, obligando a Kiev a hacer grandes concesiones territoriales. De hecho, Trump ha deslizado que la paz llegaría solo con un intercambio territorial.
Las líneas que marca el Kremlin para aceptar el alto el fuego, según publicó el diario The Wall Street Journal, pasan por la retirada de las tropas ucranianas de los territorios ocupados del Donbás; el reconocimiento de los territorios anexionados de Crimea, Luganks, Donesk Jersón y Zaporiyia; y aflojar las sanciones internacionales, entre ellas la congelación de los activos rusos provenientes del Banco Central en Bruselas.
“Los preparativos y la intención hacen de Alaska un éxito para Putin de antemano. Un alto el fuego —como primer paso—, como se ha discutido repetidamente, no se producirá mientras Trump no entienda que tiene que obligar a Putin a aceptarlo”, señaló en un mensaje en X el europarlamentario neerlandés, Thijs Reuten.
El presidente de EEUU ha prometido “graves consecuencias” si Putin no se toma en serio las negociaciones para un alto el fuego en Alaska, pero los europeos todavía recuerdan la humillación que Zelensky sufrió en una tensa reunión en la Casa Blanca con Trump y el vicepresidente estadounidense, JD Vance, quienes acusaron al ucraniano de estar “jugando con las vidas de millones, con la Tercera Guerra Mundial”. ¿Podrían recobrar sintonía ambos mandatarios durante la reunión? Hay que recordar que, si bien Trump ha endurecido su relación con Putin por desatender sus llamados, el mandatario estadounidense llegó a definirle como un “genio”.
¿Claudicará Europa si hay un acuerdo desigual?
¿Y qué ocurrirá si Zelensky no acepta los términos de paz pactados entre Washington y Moscú? ¿Aceptará los términos la Unión Europea? En la segunda pregunta está la clave. Si los europeos se niegan, Trump podría responder que sus esfuerzos diplomáticos han sido bloqueados por ellos, y el futuro de Ucrania podría depender únicamente del apoyo que la UE esté capacitada a brindar. Europa ha mantenido su dogma de “lo que haga falta” y “por el tiempo que haga falta”, pero en la práctica el escenario es preocupante.
La Unión Europea no termina de mostrar una posición común a la hora de responder a las acciones de Trump. Tampoco ha logrado acelerar la puesta en marcha de una verdadera autonomía estratégica militar que trate de llenar el vacío que dejaría la retirada de las tropas y la inteligencia estadounidense. Por otra parte, las sanciones que han sido pactadas hasta el momento entre los Veintisiete en el Consejo Europeo parecen haber alcanzado su límite, bloqueadas constantemente por los vetos de los gobiernos cercanos al Kremlin de Hungría y Eslovaquia.
La coalición de voluntarios liderados por Macron y Starmer tampoco logra obtener la fuerza anunciada. Y es que, a pesar de que han asegurado que ya han elaborado planes militares viables en caso de un alto el fuego, de momento esta iniciativa se reduce a varios miles de soldados que serían incapaces de detener un eventual ataque ruso.
Mientras negocian en Alaska, Putin acelera la ofensiva en el Donbás
Mientras los líderes estarán sentados cara a cara, en Ucrania la guerra sigue y los ataques con misiles y los bombardeos contra objetivos civiles no se detienen. Putin ha emprendido una ofensiva a contrarreloj para el control total del Donbás, en las provincias de Donetsk y Luhansk y posiblemente para avanzar hacia el Óblast de Dnipropetrovsk y establecer un corredor con la región anexionada de Crimea.
En esta última semana, el Ejército ucraniano alertó que un grupo de asalto ruso ha logrado penetrar en las líneas ucranianas en la zona rural del Donbás. El éxito de esta operación podría complicar aún más que Trump logre persuadir a Putin, ya que el mandatario ruso está convencido de que, a pesar del desangramiento de su Ejército, Rusia está lentamente ganando la guerra./Infobae