Primer paro a Milei: CGT busca condicionar al Gobierno y también moldear la oposición
El primer paro contra Javier Milei pondrá a la CGT este miércoles en el centro de la escena no sólo porque marcará un punto de difícil retorno con la administración libertaria sino porque representará la bisagra en el rearmado de la oposición tanto referenciada en el peronismo como, aspiran los sindicalistas, la que encarnan otras expresiones políticas distantes de los métodos de la actual administración. Será la mayor acción de protesta contra el Gobierno en el escaso mes y medio que lleva de mandato y lo novedoso es que provendrá del sector tal vez menos hostilizado por el mandatario en el plano retórico.
La huelga de 12 horas y la movilización al Congreso sólo pueden explicarse como un ejercicio sin precedentes de obstinación por parte de Milei: hubiese bastado una convocatoria a tiempo a la mayor central obrera y pautar la reducción de la reforma laboral a los puntos preconversados con Guillermo Francos -implementación de los fondos de cese laboral estilo Uocra, eliminación de las multas por registración irregular de trabajadores y hasta la posibilidad de modificar la jornada de trabajo mediante bancos de horas- para que se disparasen las habituales diferencias internas en la organización y el paro hubiese quedado desactivado o con fecha incierta de realización.
También explica el quiebre con los libertarios la reacción inusualmente veloz de la CGT ante el nuevo escenario. Los dirigentes se convencieron antes que cualquier otro sector (gobernadores, peronismo y hasta movimientos sociales) de la inutilidad de forzar un diálogo con un gobierno que había resuelto mediante su jefe de Estado, y a pesar de los intentos vanos de sus operadores, avanzar sin medir costos con la versión más pura de su plan de reforma laboral y hacerlo en paralelo con la afectación sin precedentes de otros actores políticos y sociales a través del DNU y el proyecto de ley Ómnibus.
Si hasta lo que pudo ser un temprano triunfo libertario contra la casta sindical, como fue la foto de Sandra Pettovello con Armando Cavalieri en aval al nuevo sistema indemnizatorio, terminó por convertirse en una interna entre halcones y palomas a escala de consorcio que se llevó puesto a un funcionario de prosapia macrista, no reemplazado todavía. Esa instantánea, llamada a quebrar el frente sindical interno el mismo día de la primera marcha contra Milei de la CGT, sirvió de advertencia para evitar desde entonces cualquier contacto individual de gremialistas con funcionarios.